Cría y engorde en piscifactorías

La trucha arcoíris es una especie considerada eficiente para la producción por varios motivos. Tiene una gran tolerancia a las variaciones de temperatura y un mayor grado de domesticidad en comparación con otras especies de salmónidos, por lo que es sencilla de estabular. Crece más rápido que la trucha común y también alcanza antes la madurez sexual, normalmente a los 2 o 3 años de edad. Las hembras son capaces de producir hasta 2.000 huevos por cada kilogramo de su peso. La mayoría de ellas desova sólo una vez al año, durante la primavera, entre los meses de enero y mayo.
En libertad, las truchas viven habitualmente en ríos y lagos de agua dulce, aunque existe una variedad que migra al océano para crecer y alimentarse, regresando luego a los ríos para reproducirse. En cautividad, el proceso de cría y engorde de las truchas implica prácticas intensivas y condiciones antinaturales que suponen un sufrimiento notable para estos animales.
En las piscifactorías, las truchas no pueden reproducirse de forma natural. En su lugar se recurre al desove artificial, un proceso invasivo donde los huevos y el semen se extraen manualmente de truchas anestesiadas, para lo que se utilizan machos reproductores maduros de 3 o 4 años de edad. El hecho de que machos y hembras sean mantenidos separados, y la manipulación constante, crea un ambiente de alta intervención humana que afecta a su bienestar.
Tras la eclosión de los huevos, los alevines permanecen de 10 a 14 días en piscinas cubiertas. Cuando su tamaño alcanza entre 8 y 10 centímetros, las truchas son trasladadas a tanques de engorde en el exterior, donde compiten por el espacio y el alimento, exponiéndose a altos niveles de estrés.
Permanecen entre 9 y 20 meses confinadas en reducidos tanques de hormigón hasta que alcanzan las medidas comerciales deseadas, que suelen estar entre los 30 y 40 centímetros y los 1 a 2 kilogramos de peso. A esto se añade que la demanda del mercado influye en características como el color de la carne. En Europa se prefiere la carne rosada, mientras que en Estados Unidos se prioriza una carne más blanca, lo que implica cambios en la alimentación para satisfacer dichas preferencias, sin tener en cuenta las necesidades de los peces. En el caso de España, la “trucha asalmonada” representa un 55% y la “trucha blanca” un 45% de la producción.
En su entorno natural, la trucha es una especie carnívora que se alimenta de una variedad de presas vivas como invertebrados, pequeños peces, insectos, camarones, crustáceos, renacuajos o gusanos, y se traga sus capturas enteras. En cambio, en las piscifactorías, son alimentadas con piensos procesados que no replican adecuadamente su dieta natural, afectando su bienestar y fisiología.
Se calcula que para producir un sólo kilo del pescado destinado a consumo humano, se necesitan unos 5 kilos de peces salvajes, lo que representa una evidente contradicción desde el punto de vista de la sostenibilidad, al depender de la sobreexplotación de recursos marinos en lugar de aliviarla.
Cabe destacar también que la esperanza de vida de la trucha arcoíris en libertad puede ser de entre 5 y 10 años, dependiendo de las condiciones ambientales, la disponibilidad de alimento y la presencia de depredadores, mientras que en los sistemas de cría intensiva se reduce drásticamente hasta los 12 a 24 meses, según el momento en el que alcanzan el tamaño considerado óptimo para su sacrificio y comercialización.
Fuentes:
- Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. (2023). Ficha técnica: Trucha arcoíris.
https://www.mapa.gob.es/es/pesca/temas/acuicultura/trucha-arcoiris_tcm30-628444.pdf - Tacon, A. G. J., & Metian, M. (2014). Fish In - Fish Out (FIFO) Ratios explained.
https://www.researchgate.net/publication/268345264_Fish_In_-Fish_Out_FIFO_Ratios_explained